BORIS PASTERNAK,RUSIA 1890-1960

23.04.2013 23:07

 

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BORIS PASTERNAK: POETA Y NOVELISTA

RESEÑA BIOGRÁFICA

Poeta y novelista ruso nacido en Moscú en 1890.

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Hijo de un famoso pintor  y de una conocida concertista de piano, inició su educación en un Gimnasio alemán de Moscú y adelantó estudios de música con el famoso compositor Skribain hasta 1910. Durante algunos meses adelantó cursos de Filosofía en la Universidad de Marburgo de Alemania, viajó por Italia y finalmente regresó a Moscú para dedicarse definitivamente a la literatura.

Boris_Pasternak_in_youth                                                                                                                                                                                                    El joven Boris Pasternak 

La forma de sus versos de juventud es compleja. Sólo en los últimos años su obra alcanzó la diafanidad de los clásicos. Algunos títulos como 
“El gemelo en las nubes” en 1914, “Más allá de las barreras” en 1917, 
“Mi hermana la vida” en 1922, “En trenes de la mañana”en 1943 y 
“La vastedad terrestre” en 1945, hacen parte de su obra.

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Fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1958,  por su única novela “El Doctor Zhivago”, traducida a numerosos idiomas.

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Pasternak - Familia
Fue un gran traductor al ruso de ShakespeareGoethe y Rilke, entre otros.
Falleció en Peredelkino en mayo de 1960.

FUENTE: https://www.amediavoz.com

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La poesía

Poesía, te voy a jurar
y termino, estoy ronco:
tú no eres el habla melosa,
tú eres el estío en tercera clase,
tú eres arrabal, y no estribillo.

Tú eres asfixiante como mayo, Yámskaya,*
un reducto nocturno de Shevardino,*
en el que lanzan gemidos las nubes,
marchándose luego por lados distintos.

Y, doblándose en la espiral de las vías
-no el estribillo, sino el arrabal-,
se arrastran de las estaciones a sus casas,
no cantando, sino estupefactos.

Los restos de la lluvia manchan los racimos
y largo rato, hasta la aurora,
desgranan acrósticos en todos los techos,
lanzando burbujas con rima sonora.

¡Poesía, si debajo del grifo tienes
una perogrullada, vacía, cual cubo de zinc,
que siga, no obstante, fluyendo tu chorro!
¡Puesto tienes debajo el cuaderno: fluye, pues!

1922

* Yámskaya: nombre de varias calles de Moscú.
*Shevardino: reducto del campo de batalla de Borodinó. (Nota del traductor.)


Versión de César Astor

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La primavera

Primavera. Vengo de la calle
donde el álamo esta maravillado,
donde se asusta la lejanía,
donde la casa tiene miedo a caer,
donde el aire es azul
como el envoltorio de la ropa blanca
del que ha sido dado de alta del hospital.

Donde la noche está vacía
como el relato interrumpido
que una estrella dejó sin terminar,
para perplejidad
de miles de ojos ruidosos,
sin fondo y carentes de expresión.

1918

Versión de César Astor

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Fin

¿Fue todo realidad? ¿Es hora de paseos?
Es mejor dormir eternamente, dormir, dormir,
y no ver sueño alguno.

Otra vez la calle. Otra vez la cortina de tul.
Otra vez, cada noche, la estepa, el almiar, los lamentos,
ahora, y en adelante.

Las hojas en septiembre, con asma en cada átomo,
ven en sueños silencios y sombras. De pronto despierta el verbel
la carrera de un perro.

Espera que se tiendan. De pronto aparece un gigante,
y otro. Unos pasos. «Aquí hay un tornillo».
Un silbido y una voz: «¡Espera!»

¡Si él, literalmente, hundía, desmoronaba el camino
con nuestro paso! El hasta el suelo
torturaba contigo.

Otoño. Baja un abalorio de amarillo azulado.
¡Ay, como tú, podredumbre, he de morir!
¡Qué cansado de vivir estoy!

¡Oh! A destiempo la noche nos inciensa con las maniobras
de las locomotoras; cuado llueve cada hoja se quiere
marchar a la estepa, como aquéllas.

!Las ventanas me hacen escenas. ¡Pero es en vano!
La puerta salta de los goznes cuando el hielo
le besa los codos.

Preséntame a alguno de los ahítos,
como ellos, por la cosecha de los campos del sur,
solares y herrumbre.

¡Pero con la dentera, el pasmo, los terrones
en la garganta, con la tristeza de tantas palabras
te cansas de tener amistad!

Versión de César Astor

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Festines

Bebo la amargura de los nardos,
la amargura de cielos otoñales,
y en ellos el chorro ardiente de tus traiciones.
Bebo la amargura de las tardes, las noches,
y las multitudes,
la estrofa llorosa de inmensa amargura.

La sensatez de engendros de talleres no sufrimos.
Hostiles somos hoy al pan seguro.
Inquieta el viento aquel de los coperos brindis,
que, muy posiblemente, jamás se cumplirán.

Heredamiento y muerte son comensales nuestros.
Y en la serena aurora, los picos de los árboles llamean.
En la galletera, cual ratón, rebusca un anapesto,
y Cenicienta cambia con premura de vestido.

Suelos barridos, en el mantel…    ni una migaja.
El verso es sereno cual beso infantil.
Y corre Cenicienta, en su coche si hay suerte,
y cuando no hay ni blanca, con sus piernas también.

1913, 1928

Versión de César Astor

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A un amigo

¿Acaso yo no sé que hundida en las tinieblas,
jamás a la luz llegaría, la ignorancia,
y que soy un monstruo, y que la dicha de cien mil
no me toca más que la falsa felicidad  de cien?

¿Y acaso yo no me ligo al quinquenio,
no me caigo y levanto con él?
Pero, ¿qué voy a hacer con mi caja torácica,
y con lo que es más rutinario que toda rutina?

No está bien que en los días del gran consejo,
en el que las plazas se han dado a la pasión suprema,
se deje la vacante del poeta:
ésta es peligrosa, si no está vacía.

1931

Versión de César Astor

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